"De tod@s es conocida la inmemorial, armoniosa e imparable actividad colectiva e individual que caracteriza al pueblo chino; ese frenético no parar que literalmente ha llegado a mover montañas a golpe de martillo es una característica tan inherente a este pueblo que casi parece genética, instintiva.
Pero las piezas de la gran máquina no pueden estar siempre en eterno desgaste, y sí, necesitan descanso para recobrar el empuje. La cuestión es dónde, hacerlo en un país atestado al límite. Encajonada, hacinada su población, sólo queda el indiscreto e impúdico exterior: la calle."
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